Cuando decidí vivir con
mi pareja desconocía todo lo que podía pasar en la relación, ese “ogro” vestido de
oveja se transformaba de manera progresiva, dando pasos
firmes y seguros. Comenzó diciéndome como me tenia que vestir: “mejor usa otra blusa, que esa se
te ve mal”, controlaba hasta el color de cabello que tenia que usar o si a él
le gusta el cabello largo o corto. Me decía “no uses maquillaje que al natural me gusta más”
o comentaba “¿Para quién te arreglas
tanto?” y la tan famosa frase “TE AMO TANTO QUE ME DA CELOS QUE OTROS TE VEAN”.
Cuando el agresor gana ese terreno se destruye tu autoestima y comienzas a pensar: ¿Qué será lo que a él le gusta? ¿Que lo va hacer feliz?, sacrificando tu criterio o satisfacción propia.
Cuando el agresor gana ese terreno se destruye tu autoestima y comienzas a pensar: ¿Qué será lo que a él le gusta? ¿Que lo va hacer feliz?, sacrificando tu criterio o satisfacción propia.
En la primera discusión fuerte, donde me
grito y me hizo sentir que me lo busque, porque según el, fui yo quien provoco su
molestia. La primera vez que me
grito fue en un terrible ataque de celos por un mensaje de texto en donde me
saludaba de manera afectiva un amigo, las consecuencias que me toco pagar fue
quedarme sin teléfono ya que lo daño, me grito e insulto como le provoco y a
medida que su ira fue creciendo sus movimientos corporales eran con insinuación
de golpearme, pero en esa oportunidad se contuvo.
El incremento de sus celos fue en acenso rápidamente al poco tiempo de esa discusión en una salida con unos amigos, entro en un ataque de celos e invento un sin fin de situaciones que JAMAS pasaron, pero en esta ocasión la situación llego un poco más allá, pues me apretó fuertemente el brazo y me dijo “Espérate que lleguemos a la casa...” Terribles consecuencias me toco pagar en esa oportunidad.
El incremento de sus celos fue en acenso rápidamente al poco tiempo de esa discusión en una salida con unos amigos, entro en un ataque de celos e invento un sin fin de situaciones que JAMAS pasaron, pero en esta ocasión la situación llego un poco más allá, pues me apretó fuertemente el brazo y me dijo “Espérate que lleguemos a la casa...” Terribles consecuencias me toco pagar en esa oportunidad.
Cuando se pasa esa
delgada línea del respeto se pierde
absolutamente todo y es en donde se inician las heridas que va dejando cada
maltrato. Ser una mujer maltratada no quiere decir que seamos masoquistas y que
nos gusta que nos golpeen de manera brutal, SOLO UNA MUJER QUE A VIVIDO
MALTRATO SABE POR EL INFIERNO QUE SE PASA y comprende que nosotras no buscamos
esa situación y que queremos salir de
ese mal que nos hunde.
Actualmente existen
leyes que nos protegen en muchos aspectos pero no existe nada que nos resguarde
contra el maltrato psicológico y cuando ya tenemos esas ataduras es complicado lograr liberarnos.
Abrir los ojos para darme
cuenta que podía contar con el apoyo de mi familia, no fue fácil y soporte
durante año y medio abusos físicos y
morales pero pese a todas las dificultades pude decir
¡NO MÁS!
Hoy soy una mujer LIBRE, orgullosa de mi labor,
Feliz con todo lo que estoy viviendo en este momento y agradecida con la vida
por darme la oportunidad de renacer como un ave fénix.
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