Manipulación por parte del hombre.

Los hombres violentos manipulan para lograr mayor control y dominio en la relación de pareja. La manipulación se expresa en forma de chantaje, amenazas de afectación material o emocional a la mujer violentada, como por ejemplo, quitar o disminuir objetos, dinero o posesiones; amenazar con quitarle a los hijos e hijas o con dañarlos; hacer creer que sin él, la persona no podrá vivir o se suicidará.

Todo lo descrito anteriormente constituyen formas dirigidas a hacer creer a la mujer que ella será la culpable de la conducta de su pareja. Las mujeres que han cedido a los chantajes y manipulaciones de su pareja, sin reconocerlos como una manifestación de violencia, deben revisar sus propias creencias, emociones, formas de actuar y su autoestima.

No debemos caer en el juego de la manipulación y el chantaje. Algunos consejos para evitarlo son:

No todo lo que escuchamos es realidad.
A veces nuestros sentidos no son los mejores filtros de la realidad, por ejemplo, si nos dice “que nos ama y sin nosotras morirá”, debemos comparar sus palabras con sus hechos. Quien nos ama no querría de ninguna forma lastimarnos.

Las apariencias engañan.
Si actúa haciéndonos creer que está decaído y triste para provocar nuestra lástima, debemos comparar esta imagen con la de la persona que nos violenta. Veremos que ambos comportamientos son opuestos. El agresor, que se siente poderoso porque somete, ahora parece una persona débil, indefensa y necesitada de protección, pero esto es sólo una actuación.

No sentirse responsable por la conducta del agresor.
Si amenaza con dañarse a sí mismo, hasta llegar al intento de suicidio, su propósito es crear culpa en la pareja. Debemos tener claro que cada persona es responsable de sus decisiones y sus sentimientos y no podemos asumirlas por nadie.

No es nuestra responsabilidad salvar a esa persona.
Ante todo, tenemos que mirar por nuestra integridad física y psíquica. Resolver los problemas del agresor es algo que NO nos toca hacer.

Para que un hombre pueda manipular, la mujer debe padecer  de muchas necesidades afectivas sin resolver.
Todas las personas tenemos necesidad de sentirnos amadas, pero debemos reflexionar sobre la calidad de ese amor; quien nos agrede y violenta no nos ama de una forma sana, que implique un crecimiento y desarrollo para nosotras. Por el contrario nos vincula en una relación destructiva y violenta con consecuencias para nuestra salud física y psíquica.

Evitar autoengañarnos.
Considerar que en ocasiones y después de habernos habituado a vivir en situación de violencia, creemos que la persona cambiará. La mayoría de agresores no quiere o no puede cambiar su conducta violenta.





Estrategias para detener la manipulación:

Tener claro que el agresor recurrirá a todo tipo de presión para controlarnos:
  • Las amenazas.
  • Los ofrecimientos: ir a terapia, comprar o hacer cosas que antes no hizo, cambiar, etc.
  • Los chantajes: El llanto, que morirá sin nosotras, que no amará a nadie más, que se irá con otra mujer, que dejará de amarnos, etc.
  • La seducción: Rememorar viejos tiempos, como si fueran novios: las canciones, el cortejo y los regalos, entre otras cosas.
  • Las alianzas con amistades y familiares y/o el aislamiento a la pareja de sus apoyos. Culpabilizarnos del mal funcionamiento de la relación ante nuestras amistades, prohibirnos ver a nuestra familia o desprestigiarnos para que nos alejemos de ellos, etc.
Evitar situaciones que nos coloquen en riesgo:
Tales como los temas que llevan a discusión, culparse uno al otro, hablar de sentimientos, etc. La violencia sigue un ciclo (que expliqué en otra página de este blog), del que forman parte la seducción y el cortejo, por lo que habrá que evitarlos.

Poner límites.
Hay que establecer límites claros al agresor, por ejemplo, decidir sobre qué temas pueden dialogar, qué es lo que espera que ocurra: “No estoy dispuesta a escuchar ofensas ni chantajes, si esto comienza, entonces no hablamos”. Es importante dialogar en espacios públicos o neutrales donde podamos solicitar ayuda.

Pedir apoyo y orientación profesional.
Conviene apoyarnos en personas o grupos especializados en atender casos de violencia, para revisar cómo y por qué respondemos a las manipulaciones y los chantajes y cómo podemos fortalecernos para enfrentarlos. Existen organismos y grupos a los que puedes recurrir de forma gratuita.


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