El relato prohibido: la masturbación en la mujer.

 Pretender interpretar la evolución de la sexualidad exclusivamente desde el ángulo biológico es asimilar un solo rincón del problema y sabemos que hay múltiples factores de toda índole que interfieren en esta. En la cavidad de nuestra sociedad el sexo no es solo la capacidad de reproducirse, es también una capacidad social de afinidades, uniones de interacciones constituidas y que pueden llegar a ser un factor de desigualdad. La sexualidad encierra en su núcleo a nuestra identidad, nuestra individualidad, nuestro género, nuestro ser...
Uno de los grandes obstáculos que encontramos para la compresión de nuestra sexualidad, es darnos cuenta de que estamos sellados por las condiciones de las sociedades basadas respecto al sexo; por ello, para la compresión de las dificultades actuales en torno a la sexualidad es importante revisar y analizar nuestro pasado histórico. Las costumbres culturales dan a conocer que las mujeres deben esperar por la iniciativa del hombre y asumir en la relación sexual una actitud pasiva o de “complacencia”. Las mujeres que asumen su sexualidad sin mitos, tabúes o prejuicios, llevan una vida sexual activa (son las mujeres que la sociedad discrimina).
Hace más de 500 años se conoce que ya la mujer era considerada como pertenencia personal, destinada a propiciar placer sexual y a funciones de reproducción, mientras que los hombres tenían derecho a practicar relaciones sexuales con varias mujeres y el sexo para ellos era considerado como una realidad más de la vida cotidiana. Con la aparición del judaismo (en el antiguo testamento, fuente originaria de la ley judía) se prohíbe el adulterio, la homosexualidad, etc, aunque en la antigua Grecia había tolerancia a ciertas formas de homosexualidad, pero las mujeres seguían siendo consideradas ciudadanas de segunda categoría. En Atenas, por ejemplo, estas carecían de derechos legales y políticos en la misma medida que los esclavos, eran consideradas las portadoras de hijos. Con el surgimiento del cristianismo la Iglesia manifiesta también su posición negativa en torno al sexo.En algunas culturas orientales (china e india) se toma una posición más positiva en torno a la sexualidad, pues el sexo no era un hecho que inspiraba terror, ni se conceptualizaba de pecaminoso, se estimaba como un acto culto, místico y de veneración.

A las mujeres se le lastra el autoestima y el autoerotismo, pues no le es permitido manifestar sus deseos, pasiones y necesidades sexuales. Se niegan para ella los espacios públicos porque es de la casa. Se le prepara desde niña para la maternidad (su función principal como sexo), y se le enseña que debe ser buena madre, esposa fiel monogámica, cariñosa, dulce, comprensiva, no se le estimula el disfrute de la sexualidad, se limita la expresión de su conducta sexual, en fin, se le prepara para satisfacer y atender necesidades de otros.
 Todo esto marca desfavorablemente la expresión de su sexualidad, pues se le expropia de espacios vitales femeninos, se le oculta y marca la sexualidad desde la cuna (del sexo no se habla, el sexo es sucio, no se le acarician ni se le celebran los genitales como al varón). Nadie pregunta si un hombre se ha masturbado alguna vez en la vida. Se da por hecho. No ocurre igual con las mujeres. Ellas guardan silencio. Es un tabú. Algunas mujeres piensan que este asunto debe permanecer en secreto y si alguien les pregunta prefieren negarlo (El secreto de la sexualidad femenina).

Las mujeres diferimos en cuanto a apetencias sexuales; practicar el autoerotismo respondiendo a esas necesidades, se considera tan correcto como no practicarlo. En el sexo, como en tantas cosas de la vida, no se debe hacer nada que no se desee. La masturbación no solo te hará llegar al éxtasis total, incrementará tu autoestima y te hará sentir la mujer más sexy. Sin embargo, la excitación tiene que venir de cualquier manera que tú veas más cómoda. Aquí debes ser cada vez más puntual con las cosas que sabes que te estimulan mucho, pues algunas mujeres que no conocen su cuerpo no pueden decir qué es lo que les gusta y qué no.
Empieza por tocar tu cuerpo por completo para que sientas cómo vas elevando tu temperatura. Utiliza un lubricante (es opcional) para evitar la irritación y tus manos puedan deslizarse mejor al acariciar tu clítoris. Deja volar tu imaginación y experimenta nuevas maneras de tocarlo…

La masturbación femenina puede ayudar a que disminuyan las molestias de la regla La masturbación femenina tiene, además, importantes ventajas en el plano sanitario: el suelo de la pelvis se refuerza, lo que ayuda a prevenir el escape de orina y, por tanto, a prevenir la probabilidad de incontinencia a una edad madura; al fortalecer la pelvis las contracciones del primer parto suelen ser más eficaces y las molestias de la regla disminuyen (el dolor puede combatirse si la mujer se masturba antes y después de ésta).
Lo bueno de los tabúes es que, en cuanto se empieza a hablar de ellos, dejan de ser tabú. La última barrera de la sexualidad es en realidad la estimulación anal en heterosexuales, eso sí es el verdadero tabú, debido a que impacta (un tema muy interesante que les relatare en otro artículo). Disfruta de tu sexualidad y no te sientas una “zorra” en el intento.


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