No Estoy feliz con mi apariencia

Es hoy en día cuando se puede decir que LAS MUJERES TENEMOS MAYOR CONTROL DE NUESTRAS VIDAS y mayor poder, sin embargo, tengo la sensación de que ese “control y ese poder” a veces se vuelve en contra nuestra. Nos hemos convertido en cautivas de nosotras mismas, de nuestras aspiraciones en ámbitos sociales y profesionales y ni hablar del estético, porque somos esclavas de nuestra belleza y, lo que es peor, de el de las demás. Y no hay esclavitud más cruel, inhumana y problemática que la autoesclavitud física.

Soy consciente de que estoy pisando en un terreno complejo y mucho de lo escrito aquí puede ser polémico y rechazado. Aun así, estoy dispuesta a arriesgarme a recibir (y dar la bienvenida a) cada una de sus críticas.

En un día de ociosidad decidí usar una App para editar el color de mis ojos, verdaderamente no sabía que ese simple juego de edición tendría un impacto de gran magnitud, realmente fue muy sorprendente como en las redes sociales aumente en seguidores y en reacciones positivas e interactivas por tan solo modificar el color de mis ojos, no voy a negar que fuera divertido pero también me confirmo que la preocupación por nuestra apariencia y el gusto por el cambio, componen algunas de las señas de identidad características de esta cultura, en la que el culto a la imagen se ha impuesto como una absoluta demanda entre amplios grupos de la sociedad.

Vivimos en la constante búsqueda de aceptación por parte de la sociedad y en la que todos queremos vernos lindos y bellos, y la coquetería ya no es algo exclusivo de las mujeres. Basta con observar la publicidad de productos masculinos, para darnos una idea de cuán importante es el cuidado de la imagen para los hombres. Pretender solamente la estima de los demás nos embarcará en una tarea imposible y frustrante, nos convertirá en prisioneros de nosotros mismos, porque no existe la belleza absoluta, lo que para unos es bello para otros no tanto o, incluso, para los extremistas es nada.

La autoaceptación o hecho de aceptarse a uno mismo de manera plena, con nuestras cualidades y carencias, es algo imprescindible a la hora de poder desarrollar una autoestima equilibrada. Aceptarse no siempre es una tarea fácil (y lo digo por experiencia propia). Existen multitud de aspectos de nuestro físico, nuestra personalidad o nuestro pasado que nos negamos a considerar o intentamos “ocultarnos” a nosotros mismos y a los demás. La aceptación es un punto de partida básico para todo lo que queremos hacer y construir: no podremos construir un nuevo porvenir si no sabemos y estamos conscientes de donde partimos (debemos partir o debemos iniciar). 

Lo que hace entretenida la existencia en esta sociedad es que todos somos diferentes. Cada mujer es única, especial, incomparable y con una personalidad irrepetible. No hay ninguna mujer como yo y como  tú, somos valios@s y no renovables. Nadie tiene tus mismos pensamientos, sentimientos ni percepciones. Esta diversidad es lo que nos permite aprender un@s de otr@s y hacer complementos.

Quiérete y amate hoy, mañana y siempre que eso es ¡GRATIS!

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