Mujeres libres de estereotipos

Hoy en día, las mujeres parecen desesperadas por ser bellas, afanadas por ser atractivas para los demás… Esto, más que todo en el aspecto físico. Existen centros de estética donde corrigen por medio de cirugías algo indeseado del cuerpo, gimnasios donde muchas van buscando un buen cuerpo, libros de belleza y cualquier cantidad de cosas y maneras para físicamente estar bien. Todo esto, bastante conocido por nosotras, ¿Verdad?

Pero, si pasamos a hablar de aquellas cosas que se promueven en la sociedad para tener belleza interior, entonces la lista parece ser más reducida, más aún si pasamos a hablar de resultados… 
La belleza siempre ha sido relevante para los seres humanos, ha sido estudiada por filósofos, plasmada por artistas, descrita por escritores; tendemos a estereotiparla poniendo etiquetas y características muy específicas para considerar lo que es bello. Un estereotipo de belleza, es algo impuesto por muchos, que forma parte de la vida cotidiana, tanto que se le toma como una unidad para medir qué somos o qué no somos; es una serie de características que forman parte de a algo o alguien; a los que la sociedad somete a un juicio, definiendo como estético o antiestético. Es decir que la gente da la aceptación o el rechazo a lo que es bueno o malo según su criterio, gusto, pertenencia sociocultural y razonamiento.
 Es fundamental que las mujeres se concienticen que los medios de comunicación venden a través de sus inseguridades. Esto tiene como consecuencia que la gran mayoría no acepte su físico, a tal grado que recurren a cirugías estéticas, dietas estrictas y ejercicio excesivo, que a la larga las pone en riesgo de padecer trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia, e inclusive morir a causa de estos. Actualmente el estereotipo de belleza establecido predomina más porque los medios de comunicación se han encargado de reforzarlo mostrándolo siempre en revistas, marcas, televisión, internet, etc.


Los estereotipos de belleza en la historia.
Para la antigua Grecia, la belleza de la mujer tenía que ser simétrica para que fuera más llamativa, la belleza se infería como el resultado de cálculos matemáticos y medidas proporcionadas. En la antigüedad clásica la belleza constituía una cualidad que hacía que algo nos pareciese bello, a la cual se le llamó armonía. En general, la belleza se percibía desde un punto de vista objetivo. Esta percepción de la belleza se siguió manteniendo en la Edad Media. Como consecuencia del auge del cristianismo de esa época, la belleza dependía de la intervención de Dios. De modo que, si se consideraba bello algo, es porque había sido una creación divina. Las mujeres medievales para ser atractivas tenían que tener piel blanca, lo que representaba pureza, ojos, nariz y labios pequeños, caderas estrechas y senos pequeños. Con el paso del tiempo llegó otra nueva etapa en la historia en el trayecto de la belleza. Estamos hablando del Renacimiento, en donde las mujeres eran más bellas si tenían el cuerpo muy fino y delicado, pero el estómago más redondo, ya que eso representaba que tenían “poder económico”, ya que, si su abdomen era grande, significaba que podían comer mucho, por tener riqueza. En la actualidad  se promueve una imagen de una mujer poco saludable,
excesivamente delgada, alta y con rasgos eternamente jóvenes.Sin embargo, el aspecto físico no es mayor ni menor que el aspecto interno, y es en este punto en el que la mayoría falla. Algunas dirán “Pero es que la belleza interior nadie la ve, no importa que esté mal, igual no se darán cuenta, ni siquiera yo la puedo contemplar”… Dime una cosa, ¿Por qué pagas el impuesto de electricidad?, ¿Acaso ves la electricidad?, y ¿Acaso no es importante para ti? ¡Igual es la belleza interior! Siempre ha estado ahí y nunca la has tomado en cuenta, y luego te preguntas por qué tu vida está como está…
Todo lo que conforma nuestro exterior, es el resultado de lo que llevamos dentro. El dinero es un resultado, la salud es un resultado, la enfermedad es un resultado, la riqueza es un resultado, la situación actual en cada una de las áreas de nuestra vida, es un resultado de lo que nosotras mismas somos.
Si nuestro interior no es hermoso, no está lleno de buena energía, de buenos sentimientos para brindar a los demás, de valor para trasmitir, de enseñanzas para brindar, de comprensión y afecto para los demás… Seguramente nuestro exterior no será como tanto lo soñamos.
Un factor importante en la belleza interior es la seguridad en nosotras mismas. La autoestima, la aceptación y la confianza son vitales cuando se trata de ser bellas, incluso cuando experimentamos esta sensación somos capaces de transmitirlo a los demás y ellos puede percibirlo con facilidad, ya que verán una mujer bella en la que se puede confiar.
Es importante que siempre tengamos presente que todas somos únicas y especiales y que la belleza interior de cada persona hace que este sea un mundo mejor.


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