Se
entiende por maltrato cualquier agresión violenta, sea física, verbal, psicología,
sexual, simbólica, etc. Para nadie es un secreto que el maltrato deja
cicatrices imborrables en sus víctimas, todos tenemos algún recuerdo que marco
nuestra vida para siempre y sin importar el tiempo que pase, jamás se logra
olvidar (solo lo superamos y continuamos con nuestra vida).
La
gravedad de los efectos dependerá del tipo de violencia sufrida, su intensidad,
intención, consecuencias, medios utilizados, elementos acompañantes,
características de la víctima y del agresor... Los efectos no están
relacionados con el nivel de agresión.
Todo
agresor sigue un mismo patrón de comportamiento como por ejemplo:
- Ignora tus sentimientos.
- Ridiculiza o insulta a las
mujeres en general.
- Ridiculiza o insulta la mayoría
de tus valores, creencia, religión, raza o herencia.
- Utiliza su visto bueno,
aprecio o afecto como castigo.
- Continuamente te critica, te
insulta o te grita.
- te humilla en privado y/o en
público.
- Controla el dinero y todas
las decisiones.
- Rechaza compartir su dinero
o que tú obtengas un empleo.
- Con frecuencia te amenaza.
- te chantajea con hacerte
daño o a tu familia.
- Castiga o maltrata a los
niños cuando está enfadado con contigo.
- Amenaza con secuestrar o
llevarse a los niños si tú lo abandonas.
- te acosa con asuntos que él
imagina que tú estás haciendo (siéndole infiel).
- te manipula con mentiras y
contradicciones.
- Destruye los muebles, hace
destrozos en las paredes o rompe útiles domésticos durante las discusiones
contigo.
- Maneja armas de forma
amenazante.
Todas
esas conductas nos terminan arrastrando a una dependencia psicológica, económica
y emocional que nos hace recorrer un
proceso destructivo en el que se va perdiendo la confianza en si misma y la
capacidad de respuesta, se va anulando y va interiorizando que de allí no se
sale y abandonamos toda esperanza de libertad.
A toda
esta situación tenemos que sumarle las lesiones físicas como hematomas, hemorragias,
heridas, contusiones, fracturas o minusvalía, problemas neurológicos, provoca
también dolores musculares, alteración de hábitos alimenticios, insomnio,
agotamiento, estado de alerta, dolores de cabeza, hipervigilancia, dificultades
respiratorias, mayor ingesta de fármacos, taquicardias, mareos, perdida de
piezas dentales...
Los
efectos negativos que causa en tu personalidad impidiendo tu desarrollo, genera
inseguridad, desconfianza, baja autoestima, apatía, decaimiento, cambios en el
estado de ánimo y emocional como sentimientos de tristeza, tendencia a la
soledad, ideas o intentos de suicidio, disminución del rendimiento, miedo,
angustia, ansiedad, nerviosismo, tensión, vergüenza, culpa, sentimientos
encontrados hacia tu agresor por un lado odio y resentimiento y por otro lado
pena y lástima, sentimientos de indefensión, ataques de pánico, fobias y por
ultimo revivimos la violencia en forma
de pesadillas...
No es un
secreto que fui víctima de violencia y que hoy en día digo a voz publica todo
lo que me paso, no siento vergüenza a pesar de todas las críticas que he
recibido, me siento orgullosa de ser quien soy hoy, sin importar tanta mierda
(y me disculpan la expresión) que me tocó vivir en el pasado, de cada caída me levante y me hice más fuerte. De la cicatriz que me quedo tras ser víctima
de violencia doméstica, decidí hacerme un tatuaje que simboliza todo lo que viví
y recordándome que NUNCA JAMAS me volverá a suceder.
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Hermoso ese poema
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